Trump en la
Historia
19 10 18
Las mentiras en la política mexicana empiezan en la gente.
Decimos que tenemos mucho sentido del humor. Decimos que
hasta “nos reímos de la muerte”.
Pero en México no hay un solo cuadro de ningún político
mexicano que no sea religioso.
Todos recordamos los cuadros de Benito Juárez o de Zapata.
No son distintos en nada a las imágenes religiosas de los santos: firmes,
erguidos, la mirada fija en el horizonte, buscando a lo lejos la micro o el
destino de la nación, lo que aparezca primero. Los cuadros de Díaz Ordaz o de
Plutarco Elías Calles no están de moda, pero cuando estaban son idénticos: todos
son el mismo cuadro, sólo cambia la testa del personaje.
Haga el lector el experimento. Busque en Googlee “pinturas
políticos mexicanos” y lo que aparece son únicamente cuadros religiosos. Cuadros
oficiales.
Los artistas mexicanos no hacen nada por la Historia. Son
siervos de la mitología.
En E.U. el artista Andy Thomas acaba de presentar su “Club
Republicano”. Pone a diez presidentes republicanos en un club privado charlando
relajadamente en una mesa. Unos beben alcohol, otros sólo agua (ug).
Entre los diez está el actual presidente, el republicano Donald
Trump, que bebe una Coca Cola con mucho hielo (dicen que es Coca light. Yo no
lo distingo).
Una nota sobre los modos de hacer política en México y en
E.U.: para ser candidato en México debes ser parte de un partido político. Los
requisitos para ser independiente son prohibitivos: de 48 personas que buscaron
candidaturas independientes en la elección de 2018, sólo 3, sólo 3 reunieron
los requisitos. Y todos ellos ya eran parte de partidos políticos o acababan de
renunciar tramposamente a ellos. En realidad no hubo candidatos independientes
en las elecciones. Hubo candidatos que se pelearon con las otras facciones de
su partido: Margarita Zavala.
López Obrador creó su propio partido y desde ahí se lanzó.
¿Por qué López Obrador no buscó ni ha buscado nunca ser candidato independiente?
Por que a los candidatos independientes no se les da dinero. Sólo a los que son
parte de algún partido. Si López Obrador se hubiera lanzado como candidato
independiente hubiera tenido que pagar su campaña con sus recursos, o peor:
habrían aparecido a la luz sus patrocinadores.
El cuadro de Andy Thomas es valioso. Ofrece una
interpretación que mueve la imaginación del espectador. ¿De qué platicarán?
¿Cuál fue el chiste? ¿Por qué Trump está sentado junto a Eisenhower, el general
que dirigió los ejércitos norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial y junto
a Teddy Roosevelt, el presidente colonialista, que adhirió Hawái, Las Filipinas
y que sacó a España de Cuba para ponerla en la esfera norteamericana? Está frente
a Abraham Lincoln, uno de los políticos más importantes en la historia del
mundo.
Trump no encargó el cuadro. Andy Thomas lo creó como parte
de su obra. Alguien se lo mostró y el presidente Trump llamó al artista. Le compró
una copia de alta calidad y la puso en su oficina en la Casa Blanca.
En México eso no pasa.
Quizás, recuerdo, por la demanda que Ernesto Zedillo puso
contra los fabricantes de máscaras con su imagen. En México es ilegal hacer
máscaras de los presidentes. Alegan “derechos de imagen”. La causa real es la
cobardía.
Que Trump haya colocado ese cuadro en los pasillos donde
camina a diario es interesante. Se ve en relación a los otros presidentes. Imagina
qué le dice a Lincoln, y qué le contesta él. Mira el cuadro e imagina sentarse
mejor junto a, ¿Reagan, o junto a los Bush? ¿Imagina acercarse a Lincoln y
preguntarle…?
Los posters o cuadros que ponemos en nuestros lugares de trabajo
y habitaciones dicen mucho de nosotros. Trump se ve en la Historia. Los
presidentes mexicanos, aburrida, monótonamente, se siguen viendo como criaturas
de oficina. O peor: como sacerdotes en una mitología.
Site Andy Thomas
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