martes, 13 de noviembre de 2018




         

Fraudecito, fraude, y lo que sigue…


El 2 de noviembre el jefe de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, prometió que no volverá a realizarse una consulta como la que se hizo para la construcción del nuevo aeropuerto, y ofreció aprobar en noviembre una iniciativa de reforma de su partido para dar transparencia, certidumbre y legalidad a las consultas populares.

Dijo que “es la última consulta que se hizo con esas características (al margen de la ley), con esas restricciones, con esa coyuntura. Todas las consultas que se hagan de aquí para adelante, de las decisiones más relevantes para el país, cuando así se decida, tendrán que apegarse necesariamente a la ley que regula las consultas populares”.

Agregó que "no veremos ya otra consulta con las características que tuvimos respecto del aeropuerto, por las condiciones y restricciones naturales que tenemos por no estar en el gobierno y por tener una ley altamente restrictiva".

Según afirmó, todas las consultas ciudadanas que se hagan a partir de la llegada del nuevo gobierno van a estar sujetas a la ley.

Aunque de hecho ya existe una Ley de Consultas Populares.  Para el diputado de Obrador, la ley es “restrictiva”.

Pues, queda demostrado que los diputados y senadores de Morena no tiene palabra. Sólo son sirvientes de Obrador.

Como la ley se les hace restrictiva, simplemente se la saltan.

¿Por qué teniendo mayoría en ambas cámaras prefieren actuar fuera de la ley?

Por que cualquier ley les impondría condiciones y criterios.

La ley definiría si el acto sometido a consulta es la voluntad de la mayoría, o no.

Justamente lo que Obrador no quiere tomar en cuenta.

No le importa lo que la gente quiera. Le importa lo que él quiere.

Lo que hace con este tipo de eventos es mantener movilizada a su base. Tanto a su clientela como a sus simpatizantes.

Muy, muy pronto llegó al cinismo en este tipo de eventos. Anuncia la construcción de la obra que pagaremos todos para darle fama a él para el día 16 de diciembre, y la consulta para el 24 y 25 de este mes. La obra empezará, con o sin consulta. Por que no importa la opinión de la gente.

Los clientes y simpatizantes de Obrador quedan tablas. Lo apoyan, así que estos eventos no cambian nada.

Los van acostumbrando a que Obrador pueda hacer lo que desea. La ley no importa.

… cómo es la ley a romper…

El 4 de octubre de 2018, la senadora de Morena Jesús Lucía Trasviña Waldenrath presentó una iniciativa para cambiar la Ley de Consultas Populares.

Iniciativa que no se votó. Es decir, teniendo el poder de cambiar la ley para hacer otro tipo de consultas populares, Obrador no lo hizo.

La iniciativa de Waldenrath propone que se puedan hacer consultas populares sin límite:

“La consulta popular podrá realizarse en cualquier momento. La autoridad electoral deberá procurar que su celebración se realice de forma expedita una vez cumplidos los requisitos señalados por la Ley”.

Pero también establece cuántos votos la harían vinculatoria:

“Cuando la participación total corresponda, al menos, al 40% de los ciudadanos que ejercieron su derecho al voto en la última elección inscritos en la lista nominal de electores, el resultado será vinculatorio para los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y para las autoridades competentes”.

Esta es la causa por la que Obrador se saltó incluso la ley propuesta por su partido: la nueva ley que los diputados de Morena impondrían obligaría a Obrador a que la decisión queda en los votantes: en el 40% de los que hayan votado en la pasada elección.

Pero, si lo que quieres es hacer tu voluntad y echarle la culpa a la gente, haces un evento en el que los votos no cuentan: en el que cualquier número, 10 mil o 10, deciden.

En la ley propuesta por Obrador y sus sirvientes no se fomenta la participación ciudadana. No se abren las reglas para que los ciudadanos puedan exigir consultas. Sólo los diputados y el presidente podrán hacerlo.

     ¿Qué podemos hacer?

Insistir en que la ley se cumpla. Recurrir a las instancias legales correspondientes.

Acusar la simulación. En todos los foros a los que tengamos acceso. No existe la costumbre de enviar cartas a medios. Hay que inaugurarla.

No participar. En un ejercicio se lógica simple: no se puede ser cómplice de un acto ilegal, no se puede participar en un acto que se descalifica moralmente, no se puede avalar políticamente algo que viola la ley.

Generar debates con las criaturas obradoristas, para señalar las inconsistencias e ilegalidades del acto, para generar presión política contra los que han cometido actos ilegales.

Señalar las consecuencias de esta acción. Por ejemplo, que aunque le fuera revocado el mandato en 2021, con una “consulta” bastarda asumiría ilegalmente el poder de nuevo. Acusar el parecido cada vez mayor a regímenes de corte dictatorial como Venezuela o Cuba o Nicaragua.

Apoyar las iniciativas ciudadanas sobre el tema. Hay al menos una.

Debatir con los legisladores sirvientes de Obrador: los que pudiendo cambiar la ley, no lo hacen y simplemente obedecen servilmente a su líder.



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